El consuelo es el alimento del alma, amortigua los golpes de la vida. Consolar no significa negar la dificultad, sino tender una mano y ayudar a superar la situación. Sin embargo, el arte de consolar ha sido víctima de una represión colectiva. El concepto “consuelo” no aparece prácticamente nunca en la literatura terapéutica, y cuando lo hace es en conexión con el duelo y el velatorio. Este libro quiere subsanar esta laguna, pues parte de la tesis de que el consuelo encierra una lógica de la supervivencia. El consuelo es un elixir de la vida pero apenas hay lugares donde practicar y aprender a consolar. El buen consuelo tranquiliza y ayuda a recuperar la confianza en el destino y en la vida. ¿Cómo encontrar las palabras y el tono adecuados? ¿Cómo actuar con alguien que está viviendo un momento difícil? ¿Es necesario pasar por una situación dolorosa para saber qué consuela y qué no? La autora de este libro sostiene que podemos y debemos aprender a consolar. Estas páginas son un pequeño manual del arte de hacer bien al alma.
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