Un sábado por la tarde, tras haber dejado a su marido horas antes en el aeropuerto a punto de emprender un largo viaje, Abigail descubre por casualidad que el motivo del mismo no es un proyecto laboral sino algo más burdo: en Chile, su lugar de destino, le espera una mujer apodada Orquídea Negra, tal y como reza el mail aparecido en su ordenador.
Lo que empieza construyéndose como una historia de infidelidad va adquiriendo trazas complejas a medida que Abigail se enfrenta a más y más interrogantes en torno a un hombre al que, de pronto, parece desconocer. Cuentas de correo con códigos secretos, cuentas bancarias cuya existencia ignoraba, teléfonos móviles ocultos en su escritorio… del odio y el deseo de venganza, Abigail pasa a una curiosidad morbosa que le lleva a recorrer los mismos escenarios que su marido y vivir idénticas experiencias.
Con espíritu detectivesco, Abigail logrará desentrañar lo que custodia el ordenador de su marido y de ese modo recompondrá hasta cuatro vidas paralelas, con nombres y perfiles vitales distintos. Accederá a las conversaciones de las mujeres con las que él se relaciona e interactuará con ellas haciéndose pasar por Fernando.
Durante el mes en que Fernando permanece fuera de España, la necesidad de recomponer su lado oculto se convierte en una obsesión que la arroja al sórdido mundo del sexo sin ambages, donde mujeres y hombres desconocidos se encuentran tras quedar a través de internet. De repente esa ciudad que Abigail conoce bien por su trabajo al frente de una inmobiliaria, muestra su trastienda: pisos en edificios nobles que albergan en su interior lo más oscuro del ser humano.
Ahora bien, esta no es una historia maniquea, pues Abigail no está exonerada de sus pecados en absoluto.